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jueves, 27 de septiembre de 2012

Leña y punto

El pasado día 25 de septiembre hubo una manifestación en Madrid. La razón fundamental de la manifestación era la baja calidad de la democracia española. El lema de la marcha era "Rodea el Congreso" (en referencia al Congreso de los Diputados), y su recorrido transcurría, efectivamente, por calles bastante próximas al edificio de las Cortes. No obstante, la ley española dice que no puede haber concentraciones a las puertas de ninguna cámara legislativa cuando esta está reunida. Es por esa razón que no se autorizó a los manifestantes a llegar demasiado cerca del lugar al que pretendían llegar. Además, para garantizar que la manifestación seguía el recorrido autorizado y no otro, se desplegó un gran número de policías antidisturbios, unos 1400. Los agentes se repartieron por el recorrido y bloquearon todas las vías de acceso al Congreso. Algunos además se colocaron en la puerta de determinados comercios, como Fnac o El Corte Inglés.

La manifestación terminó mal, muy mal. En algún momento, las provocaciones de los manifestantes fueron demasiado para la policía, que cargó en varias ocasiones contra la masa que se concentraba en la plaza de Neptuno. El resultado final fue de 64 heridos (uno de ellos, grave) y 35 detenidos. Estos detenidos han sido acusados de delitos contra la nación, además de contra el orden público (la Audiencia Nacional, sin embargo, no lo ve así). Adicionalmente, determinados medios internacionales se han hecho eco de los resultados de la manifestación y algunos medios de comunicación españoles observan un gran perjuicio para lo que llaman la "marca España". Mi idea en este post es analizar más o menos detalladamente lo que ocurrió en la manifestación, sus causas y la actuación de la policía.


Las razones de la protesta. Acontecimientos previos

A pesar de que gran parte del debate en torno a la manifestación se centra en los disturbios que se produjeron y la actuación policial posterior, creo que justo esa es la intención de quienes han tratado de desacreditar la protesta, y que son también quienes más se benefician de los resultados de la misma. Por tanto, creo necesario hacer un análisis sobre las causas de la protesta y el ambiente previo a la manifestación.

En este blog ya hemos hablado alguna vez sobre la calidad de la democracia española (aquí o aquí). Todas las democracias del mundo son imperfectas, pero la nuestra ha demostrado sobradamente no ser de las mejores. Nuestros políticos son corruptos, establecen redes clientelares para mantenerse en el poder, reaccionan tarde y mal cuando nuestro país entra en una crisis económica muy fuerte, y cuando tras las elecciones el gobierno cambia, descubrimos que el programa electoral votado por la mayoría (definida según nuestras imperfectas reglas) es incumplido, punto por punto, sin que los ciudadanos podamos realmente hacer nada para evitarlo.

Las anteriormente expuestas son las razones por las que se convocó la manifestación. No se trataba de la protesta de unos vagos que quisieran vivir sin trabajar o que desearan vivir del trabajo de otros a través de subsidios. Se trataba de una propuesta de determinados miembros del llamado movimiento 15-M reclamando una democracia mejor y un poder efectivo para el pueblo. El objetivo era denunciar la separación entre la élite gobernante y los ciudadanos de a pie, y el hecho de que quienes gobiernan lo hagan sin tener en cuenta el mandato que el pueblo, en teoría soberano, les ha otorgado. Sin embargo, desde bastante tiempo antes de la manifestación se acusó a los convocantes de ser violentos, golpistas, nazis, elementos de extrema izquierda, antisistema y radicales (nótese que hay ciertas contradicciones entre algunos de los términos atribuidos a las mismas personas). Nada se dijo, por supuesto, de las razones de la protesta, que no existieron para la gran mayoría de nuestros representantes electos.

La actuación de la policía

Ya hablamos en otra ocasión sobre actuaciones de la policía en manifestaciones. Sigo pensando que los antidisturbios tienen una obligación mayor que los manifestantes de mantener la calma y evitar usar la fuerza, dado que son servidores públicos, y su función es proteger a los ciudadanos. Además, su superior equipamiento, fuerza y entrenamiento les permite tener clara ventaja en cualquier enfrentamiento con los manifestantes, lo que debería ser una razón más para tratar de usar la fuerza lo menos posible. Por eso me parece especialmente censurable la violencia a manos de la policía, ejemplificada por los muchos vídeos que uno puede encontrar y que se grabaron durante la manifestación: este, estos, este...

Me parece que nuestra policía es de un nivel realmente bajo. La frase del portavoz del sindicato unificado de policía (SUP) que da título a este post es una barbaridad. Creo que indica muy claramente que quien se expresa de esa manera no está capacitado para proteger a nadie, y desde luego no entiende cuál es su cometido ni cómo debe cumplirlo. Además, no se trata de una opinión aislada de un individuo cualquiera: es portavoz del sindicato mayoritario de la policía y al menos  una parte de sus compañeros opina de la misma manera.

Por último, las órdenes recibidas no sirven como excusa. Es evidente que la contundencia de la actuación policial en las manifestaciones suele venir dada por las órdenes de los mandos, que a su vez las reciben de sus jefes, los políticos. Pero un policía no es un soldado; no se enfrenta a un enemigo, y cuando pega, está golpeando a los que se comprometió a proteger. El hecho de que las órdenes superiores indiquen una cosa no es razón suficiente como para que una persona que tenga alguna moral pase por encima de sus principios. Así que quienes no apoyan declaraciones duras como las del portavoz del SUP pero justifican sus acciones (o las de sus compañeros) con las órdenes merecen también la más contundente de las críticas.

Conclusión

El día 25 yo fui a la manifestación. He ido últimamente a muchas manifestaciones, y observé desde el principio que el ambiente entre los manifestantes era diferente. Tan advertidos estábamos de que la convocatoria era radical, golpista y nazi, que mucha gente que tal vez estaba de acuerdo con la protesta no vino. En concreto, hubo muchos menos ancianos, menos mujeres y prácticamente ningún niño. De esa forma, la manifestación era más pequeña de lo que podría haber sido y tenía un aspecto más peligroso (si una multitud pequeña, esencialmente desarmada, y formada por jóvenes más o menos idealistas representa algún peligro para 1400 agentes de policía bien armados y entrenados). Las provocaciones e insultos gubernamentales de los días precedentes hacían que los ánimos estuvieran bastante encendidos. Y cuando saltó la chispa (no voy a entrar aquí en si dicha chispa fue provocada por policías infiltrados, aunque hay dudas al respecto) la respuesta de la policía fue brutal, desproporcionada e indiscriminada. Finalmente, el gobierno y muchos medios de comunicación extrajeron, naturalmente, la conclusión que ya habían adelantado los días anteriores: unos pocos violentos habían intentado tomar el Congreso mientras la policía había respondido a la amenaza con profesionalidad y ejemplaridad, evitando un grave atentado contra la democracia. Lo que yo creo es que si la situación acabó tan mal, es solamente culpa de quienes pretendían (y anunciaban) que iba a acabar así de mal; ellos crearon la situación y la han explotado para sacar ventaja política de ella y deslegitimar la protesta. Ellos, que se consideran a sí mismos grandes patriotas, nos acusan de atentar contra el conjunto de los españoles. Yo creo que es justo al contrario: los antidisturbios y los politicastros que los mandan son los verdaderos traidores, y no los que se concentran en las plazas para protestar y pedir una democracia mejor y un país más justo.

viernes, 21 de septiembre de 2012

Diada

El día 11 de septiembre se celebra en Cataluña la Diada, fiesta de esa comunidad autónoma desde el año 1980. En esa fecha se conmemora la caída de la ciudad de Barcelona en 1714 tras el sitio de las tropas de Felipe de Borbón. Normalmente, ese día se manifiestan quienes desean la independencia de Cataluña. La manifestación de este año en Barcelona ha sido muy grande: entre 600.000 y 2.000.000 de personas, dependiendo de la fuente. Las consecuencias no se han hecho esperar: el presidente autonómico, Artur Mas,  se ha entrevistado este jueves con su homólogo español para discutir cuestiones relacionadas con el modelo autonómico y los impuestos. Mas propone que Cataluña reciba una mayor cantidad de dinero en inversiones del Estado español, dado que es una de las comunidades que más dinero aporta al erario público; y utiliza la gran manifestación del día 11 de septiembre para legitimar su protesta.

La argumentación de Mas no es nueva. En numerosas ocasiones se ha utilizado el hecho de que Cataluña paga muchos impuestos para reclamar que la cantidad de dinero que recibe el gobierno autonómico de los presupuestos de toda la nación sea superior. La respuesta habitual (negativa) de los grandes partidos nacionales es que ello sería injusto, pues la razón de ser de los impuestos es justamente redistribuir la riqueza. De esa manera, quien es más rico paga una mayor cantidad de dinero en relación con los servicios que recibe. Yo estoy de acuerdo con la segunda opinión, pero lo que voy a tratar de explicar es por qué ninguna de las dos posiciones tomadas es generalmente honesta.

Creo que las posiciones de Mas y otras similares no son honestas por la manera en la que usan el nacionalismo para dotarlas de legitimidad. El sentimiento nacionalista en Cataluña, y especialmente el de elementos progresistas o de izquierdas (con mucha presencia en manifestaciones como la de la Diada), no implica el deseo de ser insolidario impidiendo que los impuestos sean distribuidos desde las zonas más ricas a las más pobres. Quienes desde la élite económica apoyan la independencia no lo hacen por razones históricas o sentimentales, sino desde la búsqueda del beneficio económico. Por otro lado, los dos grandes partidos políticos españoles son liberales. En concreto, el Partido Popular se define como tal, mientras que la política fiscal del Partido Socialista Obrero Español (ver aquí o aquí) no puede calificarse de otra manera. Desde ese punto de vista, observo una gran contradicción entre preferir impuestos proporcionales o regresivos (y por tanto, no redistributivos) y luego utilizar una argumentación basada en la solidaridad. En definitiva, tengo la sensación de que el supuesto conflicto entre Cataluña y España no es más que un tira y afloja entre sus elementos más pudientes para ver quién se queda con una mayor parte del pastel económico de los impuestos. Y mientras tanto, ambas partes cultivan el enfrentamiento (¡hasta en el fútbol!) entre los ciudadanos apelando a sus sentimientos nacionales. 


viernes, 14 de septiembre de 2012

Libros de texto

Ayer llamaron mi atención sobre la edición del Boletín Oficial de la Comunidad de Madrid (BOCM) del día 11 de septiembre de este año. En la página 7 hay una disposición de la Consejería de Educación y Empleo sobre el préstamo de libros de texto. El programa sobre el que introduce modificaciones la orden es la normativa reguladora del programa de préstamo de libros en centros de enseñanza preuniversitaria. Se afirma en el preámbulo que la modificación se hace porque "en consideración a la atención debida a las familias se hace necesario el refuerzo de la dotación específica destinada al programa de préstamo de libros de texto y material didáctico". El efecto de la modificación, según el mismo preámbulo, es "ahondar en la simplificación de la gestión administrativa al tiempo que se refuerza el principio de autonomía de los centros con la participación directa de los Consejos Escolares en la gestión del programa". En concreto, lo que la nueva norma regula es una modificación importante: los libros de texto (que se prestan, por supuesto, a alumnos cuyas familias tienen dificultades para sufragarlos) los prestará en adelante cada centro de acuerdo con los criterios que fije. Antes de ello, la Comunidad  de Madrid pagará a los centros una cantidad de dinero para que pague directamente los libros. Anteriormente, era a la Comunidad de Madrid a quien correspondía la decisión sobre qué alumnos recibían la ayuda para libros de texto.

En principio, la nueva norma puede parecerle bien o no a uno en función de cómo prefiera que se distribuyan los presupuestos públicos y también de la responsabilidad que crea que debe tener la directiva de los centros educativos. Una crítica que se puede hacer es que con toda probabilidad el gobierno regional tiene una mayor facilidad para asignar los libros de manera justa, es decir, a las familias que más lo necesitan. Esto es así por su mayor capacidad para comprobar que los datos económicos que las familias aporten son exactos. En cualquier caso, probablemente es de agradecer la referencia ya citada en el preámbulo a la atención debida a las familias, dado el actual contexto de crisis económica en el que está España. Por desgracia, hay un problema mucho más grave asociado a la nueva norma que no aparece en el BOCM. Para explicarlo, baste un ejemplo: el centro público IES Carmen Martín Gaite, de Moralzarzal, tiene unos 600 alumnos. De estos, al menos 80 recibieron el curso pasado la ayuda para libros de texto. El gasto medio en libros de texto en secundaria es de no menos de 300 euros por alumno, lo que indica que la ayuda total destinada al centro para libros de texto era el año pasado de no menos de 24.000 euros. Pues bien, la cantidad que el IES Carmen Martín Gaite ha recibido este año es de aproximadamente 1.800 euros.

Un recorte del 92,5% en una partida de apoyo a los más desfavorecidos es algo muy grave de por sí. Pero lo que a mí me parece especialmente grave, y por lo que no puedo dejar de pensar que hay verdadera mala intención detrás de la medida, es que en el preámbulo de la orden que regula este durísimo recorte se afirme que el objetivo de la misma es mejorar el sistema de ayudas para libros de texto. Además, se descarga la culpa del recorte en los centros, que ahora tienen que elegir a las personas que van a recibir los libros y dejar en la estacada a mucha gente que necesita la ayuda (obsérvese que, en el centro citado, el presupuesto asignado permite dar libros a 1 de cada 100 alumnos solamente). Me resulta triste que nuestros representantes tomen decisiones tan duras como suprimir las ayudas para libros de texto ante los acuciantes problemas económicos que tienen (además, no las comparto, y así lo suelo expresar con mi voto). Pero lo que me hace hervir la sangre es que además presenten las medidas de esa índole como una mejora, insultando mi inteligencia e incumpliendo todos los principios éticos que conozco en cuanto a la honestidad  de un representante para con sus representados. 

jueves, 6 de septiembre de 2012

Desregulación

Ryanair es una compañía aérea irlandesa de bajo coste. En concreto, es la mayor compañía aérea de bajo coste en Europa: no en vano, transportó más de 75 millones de pasajeros en 2.011. Sus precios son inigualables, consiguiendo que en ocasiones volar a algún destino que esté a 2.000 kilómetros de distancia sea más barato que viajar en autobús a una ciudad cercana. Como consecuencia, el resto de aerolíneas se ven obligadas en ocasiones a bajar sus precios o a cancelar rutas debido a la feroz competencia que Ryanair supone. Esto es, en sí mismo, un ejemplo del éxito del libre mercado y de las normas de competencia, que suponen que cuando varias empresas intentan atraerse a un cliente, este se ve beneficiado y recibe un mejor servicio.

Sin embargo, existen numerosas sombras sobre la compañía irlandesa que hacen sospechar que no estamos ante un caso modélico. La aerolínea dice que sus precios son tan competitivos porque reduce al máximo sus gastos: personal de tierra, peso de la aeronave, cantidad de combustible cargada en cada avión... Sin embargo, también reduce gastos de otras formas: no permite facturar equipaje gratuitamente, ni llevar más de un pequeñísimo bolso de mano, deniega el embarque con excusas de lo más peregrino, y en general busca el límite de la legalidad para ahorrar de cualquier manera, con el consiguiente deterioro de la calidad del servicio (la aerolínea incluso propuso que se pudiera volar de pie, o que se pagara dinero por ir al servicio en el avión). Además, va al límite en cuestiones relacionadas con la seguridad, que son más graves: este verano sus aviones han tenido que realizar varios aterrizajes de emergencia porque se estaban quedando sin combustible. Por último, su estrategia en ocasiones pasa por mantener líneas no rentables en aeropuertos regionales a cambio de importantes subvenciones de los gobiernos.

Una conclusión que se puede sacar de todo lo anterior es que Ryanair no compite en igualdad de condiciones con las demás líneas aéreas. Esto es indiscutible en la parte que atañe a las subvenciones públicas; pero creo que no es la razón fundamental de los problemas que la aerolínea ocasiona. Ryanair se mantiene la mayor parte del tiempo dentro de la ley y de las reglas del libre mercado, pues ofrece servicios y productos legalmente, y cuando se salta las normas y es denunciada, asume las consecuencias como cualquier otra empresa. Yo creo que Ryanair es un ejemplo de las consecuencias del libre mercado en sí, o como mínimo de la desregulación. Si el servicio que Ryanair ofrece es incómodo, y en ocasiones engañoso y peligroso, es porque las autoridades lo permiten. Y la postura de la compañía es lógica: no tiene compromisos éticos, y por lo tanto lo único que quiere es maximizar su beneficio. Es un debate interesante, aunque me temo que exclusivamente teórico, determinar si las empresas deberían regirse por criterios éticos o morales además de económicos. Pero lo que está claro es que en general no hay relación entre el interés de una empresa y el general, y por tanto creo necesaria una regulación fuerte que evite que las corporaciones actúen en contra del interés de los clientes (que no son solamente clientes, también son personas con derechos) o incluso pongan en riesgo su seguridad.