Hace algunos días saltó a la fama en España Beatriz Talegón. Talegón es militante del PSOE, secretaria general de Juventudes Socialistas de España en Europa y de la Unión Internacional de Juventudes Socialistas, y se ha hecho muy conocida por su intervención en el Congreso de la Internacional Socialista celebrado recientemente en Portugal. En ella, cargaba contra la dirección de su partido por pervertir los ideales que dice representar, citando como ejemplo concreto de esto el hecho de que la convención en la que participaba se celebrara en un hotel de máxima categoría. Además, hablaba de la injusticia que los dirigentes de su partido cometen contra los militantes más jóvenes, cuyas carreras frenan para mantener sus cuotas de poder.
El vídeo del discurso ha circulado ampliamente por Internet y ha recibido tanto alabanzas como críticas. De estas últimas, las ha habido desde posiciones más conservadoras que la suya, desde posiciones más izquierdistas, e incluso entre otros miembros de su mismo partido. Yo me quiero centrar en una de las más repetidas: que la intervención no tiene ningún valor porque quien denuncia es a su vez parte del problema denunciado. Efectivamente, en la corta carrera profesional de Beatriz Talegón ya aparecen un par de cargos de confianza; y su puesto en el partido es bastante importante, lo que sugiere que ella es más bien parte de la dirección del partido que de la militancia de base. También es cierto que ella estaba alojada en el mismo hotel de máxima categoría que el resto de sus compañeros de convención, e incluso que en el pasado ella ha criticado posiciones similares a las que sostiene en el discurso calificándolas de desleales. Sin embargo, creo que eso no tiene ninguna relevancia a la hora de juzgar el contenido del discurso. Este no es menos cierto porque ella sea uno de los dirigentes que critica (aunque es dudoso que el discurso en sí le sea personalmente beneficioso si el público lo percibe así), o porque se aloje en el mejor hotel de Portugal.
Y aún hay más, pues no es este un caso aislado. Es muy frecuente ver que determinadas denuncias o argumentos son criticados en base solo a la altura moral u otra cualidad de quien los defiende. Ejemplos de esto se pueden ver casi a diario; el último de ellos podría ser la campaña de descrédito contra de la actriz Maribél Verdú por su denuncia del sistema económico en la gala de entrega de los premios Goya. Por supuesto, que esta clase de argumentos no sean aceptables como crítica razonada no implica que los argumentos que han sido atacados así sean automáticamente verdaderos. Dicho de otra forma, aún queda determinar si la protesta de Beatriz Talegón es razonable (al menos desde el punto de vista de la ideología de su partido), si el sistema económico es injusto como dice Maribél Verdú, y si el Holocausto realmente existió, en contra de lo que argumentan determinados elementos que tienen simpatía por la ideología nazi. Lo único que no debemos hacer es matar al mensajero, sino centrarnos en el mensaje.