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jueves, 20 de diciembre de 2012

La política internacional y la justicia

Hace unos días vi un documental sobre el ataque del ejército israelí contra la franja de Gaza a finales de 2008 y principios de 2009. El documental se titula "To shoot an elephant" (en referencia a un ensayo de George Orwell) y trata sobre la vida de los conductores de ambulancia durante los ataques. Dado el estado de guerra total en el que vive la región, estos conductores y otros civiles e infraestructuras de la franja son considerados objetivos militares y atacados sin titubeos por las fuerzas invasoras israelíes.

El conflicto entre israelíes y palestinos es un conflicto viejo. Comenzó hace más de 60 años, y desde entonces se han sucedido períodos de guerra abierta y otros de paz inestable. Creo que es algo ampliamente aceptado que no es equilibrado ni simétrico, y que la razón asiste esencialmente a los palestinos en sus demandas. Incluso la ONU ha aprobado numerosas resoluciones en esa dirección, instando a Israel a detener sus asentamientos o a respetar las fronteras constituidas tras la guerra de 1967. Sin embargo, nada se hace para favorecer la resolución del conflicto y las muertes y las atrocidades continúan sin que se atisbe en el horizonte una solución para la paz. 

A pesar de lo grave de la situación, lo que más me preocupa de este conflicto es la actitud de la llamada "comunidad internacional". El hecho de que los países más poderosos no hayan impuesto ni favorecido un camino que dé como resultado la paz no se puede explicar más que por la falta de voluntad de que eso suceda. Y eso es ejemplo de algo que es más general: si bien en parte del mundo existen sistemas  políticos que en principio tienen como objetivo que el gobierno de los hombres esté en manos de gente que trabaje por el bien común, esto es totalmente falso en el caso de las relaciones internacionales. No existe un parlamento mundial ni ninguna institución parecida que represente la voluntad de los ciudadanos del mundo. Los organismos supranacionales existentes, como la citada ONU, son simplemente clubes en los que los gobernantes de los países más poderosos deciden que acciones tomar, y las ejecutan de acuerdo con su mayor fuerza, sin importar (siquiera formalmente) que esa decisión sea justa o no. En las relaciones entre países, el mundo sigue aún la ley del más fuerte de manera estricta. 

Por último, el hecho de que en los conflictos internacionales tener la razón no valga nada lleva a que ocurran cosas inconcebibles: en el documental, unos soldados israelíes matan a tres niños, el mayor de los cuales tiene diez años. Cuando preguntan al padre de los niños, este repite una y otra vez que sus hijos "solamente estaban jugando". Por supuesto, resulta bastante fácil creer que unos niños pequeños estuvieran jugando, pero el tratamiento habitual del conflicto por parte de los medios de comunicación occidentales consiste en presentar los estallidos de violencia como conflictos equilibrados entre dos rivales de similar poder. Así, acciones tan evidentemente injustas como el asesinato de unos niños son relativizadas para conseguir un tratamiento más "equidistante" del conflicto: tal vez fueron advertidos por los soldados, tal vez empuñaban un arma, tal vez amenazaron a los soldados de alguna forma... Ese tipo de justificaciones se leen a diario en los medios, y por esa razón el padre siente la necesidad de explicar algo que no requiere explicación: que sus hijos eran niños, que los niños juegan, y que son inocentes.