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jueves, 31 de mayo de 2012

Política económica

El origen de la crisis económica en España se puede estimar en el período inmediatamente anterior a las elecciones generales de 2008, o tal vez un poco antes. El gobierno de entonces, del Partido Socialista Obrero Español (PSOE), negó durante mucho tiempo que existiera una tal crisis económica, y cuando al fin reconoció que la había aplicó sucesivos recortes en el gasto social para tratar de equilibrar las cuentas estatales. En concreto, el gobierno del PSOE aprobó una reforma laboral (que provocó una huelga general), redujo el sueldo de los funcionarios y congeló las pensiones, además de reducir el gasto en Educación e Investigación, que había aumentado en los años anteriores. En las elecciones generales de noviembre de 2011, el Partido Popular (PP) ganó claramente y formó gobierno en España. La situación económica era peor aún, pues se había agravado por la crisis de deuda soberana, que añadía una nueva y preocupante dimensión al cuadro macroecónomico global. Las primeras medidas aprobadas por el nuevo gobierno han incluido una reforma laboral (con su huelga general asociada), grandes recortes presupuestarios en Educación, Sanidad e Investigación y una amnistía fiscal. Además, recientemente el gobierno ha nacionalizado Bankia, una de las entidades bancarias mayores en España, destinando para ello una gran cantidad de dinero público.

El cuadro general que acabo de esbozar me lleva a hacer las siguientes observaciones:
  • La política económica llevada a cabo por los dos partidos tradicionalmente más votados en España sigue líneas similares, si es que no es exactamente la misma. Ello resulta sorprendente, habida cuenta de que, en principio, ambos partidos representan sensibilidades y valores muy diferentes entre sí. 
  • La receta económica aplicada no es efectiva. Sin entrar en las motivaciones o en si las medidas que se han ido adoptando son justas, está claro que la línea de máxima austeridad no funciona, ni siquiera en el sentido que quieren quienes aplican las reformas (podrían estar funcionando, según ellos, y que el resultado no me gustara a mí; pero no es ese el caso).
  • Los dos partidos mayoritarios en España parecen desconocer otras posibles soluciones a la crisis económica. Aparentemente, países tan distintos como Estados Unidos, Brasil, Islandia o Noruega han aplicado medidas diferentes a las aplicadas en Europa occidental cosechando un éxito mucho mayor.
Por todo lo anterior, me gustaría proponer para su discusión otra posible línea de actuación, y sopesar sus pros y contras desde el punto de vista de la utilidad (es decir, de la manera menos ideológica posible). Supongamos que España decide no pagar su deuda soberana, aduciendo que pagarla resultaría inadmisible para sus ciudadanos. Adicionalmente, España saldría del Euro y de la Unión Europea (UE), volviendo a su antigua moneda (o a otra), con lo que recuperaría la capacidad de hacer política monetaria. La razón que se esgrimiría para ello es la merma de soberanía que sufre el pueblo español por el hecho de pertenecer a la UE, unido al no muy edificante ejemplo de la situación actual en Grecia. Además, se detendrían los rescates a entidades financieras en problemas, dejándolas caer para nacionalizarlas después por muy poco dinero; el objetivo concreto de esas nacionalizaciones debería ser la protección de los depósitos de los clientes. Por último, y ya que la discusión es teórica, supongamos que estas medidas se hubieran aplicado antes de llegar a la situación actual. ¿Habría cambiado algo? ¿Estaríamos mejor que ahora, o peor? ¿Afectaría esta "solución" a la crisis de deuda al resto de la situación económica española, y muy especialmente a la tasa de desempleo?

viernes, 25 de mayo de 2012

La religión y el progreso

En España, la iglesia católica recibe una parte de los impuestos de cada ciudadano que voluntariamente así lo decide para su sostenimiento y actividades. Cada año, la iglesia realiza una campaña de promoción para tratar de que el mayor número posible de personas decida asignarle la citada parte de sus impuestos. Dicha campaña recibe el nombre de programa Xtantos, y que no está exenta de polémica. Adicionalmente, el Estado español asigna una cantidad de dinero proveniente de los presupuestos a la iglesia. Se puede, claro, argumentar que ese dinero estaría mejor empleado si se destinara a otros fines.

En mi opinión, el papel de las distintas religiones en el progreso de la sociedad ha sido distinto en cada momento de la Historia. La religión católica fue, a través de la traducción y conservación de textos clásicos en los monasterios, y de la caridad ejercida por sus miembros entre los más pobres, una influencia claramente positiva en los avances de la sociedad al inicio de la Edad Media. Por contra, la temible Inquisición y la negativa a aceptar el progreso científico (Galileo ha sido, aún hoy día, solo parcialmente rehabilitado por la iglesia) lastraron el desarrollo de la ciencia en los países católicos durante siglos. La religión musulmana ha cambiado también de cara en numerosas ocasiones, de la tolerante de los inicios que permitió el desarrollo de la medicina con Avicena, por ejemplo, a la menos tolerante que podemos observar en ciertos lugares hoy en día. 

A raíz de todo lo anterior, las preguntas que me hago son las siguientes: ¿Es el sentimiento religioso bueno para el progreso de la sociedad? ¿Son las instituciones religiosas buenas para el progreso de la sociedad? ¿Cambia la respuesta a las preguntas anteriores si pensamos en una época distinta a la actual? Sobre la primera pregunta confieso que no tengo argumentos para opinar en ningún sentido (o, equivalentemente, creo que no influye). Con respecto a la segunda pregunta, tengo la sensación de que, por desgracia, las instituciones religiosas constituyen un foco de poder muy terrenal al que sus dirigentes se aferran, lo que hace que en general perjudiquen al progreso en un intento de proteger su ascendiente sobre la población. A pesar de los indudables buenos sentimientos que se desprenden de casi todas las teorías religiosas que conozco, me da la sensación de que la necesidad de afirmar una serie de dogmas (y necesariamente sin usar la razón) obliga a quienes mandan en las distintas religiones a coartar el desarrollo de algunas características positivas del progreso. Por último, con respecto a la tercera pregunta, mi respuesta se deduce de la anterior: cuando la jerarquía eclesiástica de una religión no tiene poder más allá de lo espiritual, en principio no hay ninguna razón para que su existencia perjudique en modo alguno al resto de la sociedad y su desarrollo. Pero no conozco ninguna religión cuyos dirigentes no aspiren a un gran poder en la Tierra.

jueves, 17 de mayo de 2012

Ruido

El martes día 15 de mayo hubo una cacerolada en la puerta del Sol. La cacerolada fue organizada por el movimiento 15M en el día de su primer aniversario y supuso el colofón a cuatro días de protestas y actividades que empezaron con la manifestación del sábado 12. Las razones de este movimiento han sido ampliamente comentadas y están disponibles en la red. Además, han sido apoyadas o duramente criticadas por algunos medios de comunicación e incluso yo he escrito sobre ellas. 

Precisamente sobre eso quiero hablar hoy: sobre el tratamiento de la información, especialmente por parte de los periodistas. En efecto, los distintos medios de comunicación tienen posiciones muy diferentes con respecto al movimiento 15M, y en general con respecto a cualquier tema. No me parece que sea malo que cada uno opine de una manera distinta sobre cada asunto, pero parece que está claro que los medios de comunicación (y los gobiernos y partidos políticos) exageran o retocan la información que publican, cuando no mienten con descaro. En ese sentido, me parece que en España tenemos tres problemas fundamentales que seguramente habría que tratar de atajar aprobando normas específicas relacionadas con la ética de la profesión periodística:

  1. Los medios de comunicación son muy poco independientes. No me parece mal que un periódico o una radio tengan una línea editorial clara y que sus columnistas, tertulianos, colaboradores y articulistas de opinión expresen ideas de una determinada ideología, siempre que el medio sea privado. Sin embargo, los grupos de comunicación de nuestro país, normalmente en manos de poderosos hombres de negocios, parecen estar guiados no por una ideología, sino por el apoyo a un determinado partido político, que puede a su vez tener una línea ideológica coherente o no.
  2. Creo que los distintos grupos de comunicación distinguen muy mal la información de la opinión, y eso hace que lo que nos llega a los ciudadanos esté siempre sesgado y manipulado.  
  3. Los medios de comunicación piensan que los ciudadanos son muy manipulables, o los ciudadanos no castigan (no comprando el periódico, no escuchando la radio, no viendo la televisión) a los medios de comunicación que manipulan. Dado que vivimos en un sistema de libre mercado, una regulación para este problema ha de venir de los ciudadanos y no de la administración.


Por último, quiero terminar la entrada con la que creo que es la relación entre la cacerolada, la manipulación de los medios informativos y el título de esta entrada del blog. Yo estuve en Sol el martes. En la cacerolada, además de hacer ruido con unos poco habituales instrumentos musicales, se gritaban algunas de las consignas más conocidas del movimiento 15M. Naturalmente, el ruido reinante impedía que los gritos se propagaran de forma rápida o muy coordinada, llegando incluso a escucharse dos consignas simultáneamente desde sectores distintos de la plaza. Y mientras golpeaba mi bandeja metálica con un tenedor y escuchaba los sonidos que emitían los otros miles de personas que estaban allí, pensé que las cosas que quería decir la gente, las frases que querían corear, me llegaban con muchísimo menos ruido que la información que recibimos a diario por parte de los medios de comunicación. Y pensé también que esa podía ser la razón por la que me identifico tanto con el movimiento 15M; pues lo que allí se escuchaba era la verdad de muchas personas, sin distorsiones ni manipulaciones, entre un fragor que no impedía que todos nos entendiéramos perfectamente.

jueves, 10 de mayo de 2012

Calidad democrática

Dado que el próximo sábado hay convocada una manifestación cuyas consignas incluyen referencias a esto, y aunque de parte de este tema ya he escrito, creo que es apropiado esta semana hablar de la calidad de nuestra democracia. Si bien es generalmente aceptado que organizarse de forma democrática es la mejor forma posible de hacerlo, está claro que hay aspectos de esa organización que la pueden hacer mejor (o mucho peor). Con respecto al caso español, creo que existen muchas razones para acudir a la manifestación de este fin de semana. Pienso que la calidad de nuestra democracia es bajísima, y como prueba de ello incluyo aquí algunas situaciones o actuaciones que creo que no deberían ocurrir nunca en una sociedad democrática justa:

  • Nuestros dirigentes no son ejemplares. Roban, trafican con influencias, e incluso matan utilizando el poder que el pueblo les otorga en las urnas para actuar contra la moral de sus votantes y la ley.
  • Nuestros partidos políticos no son independientes. Los partidos políticos reciben una subvención que proviene de los presupuestos del Estado, lo que les resta independencia e impide que su lealtad sea únicamente para con sus votantes.
  • Nuestros sindicatos tampoco son independientes, por las mismas razones que los partidos políticos. Además, su clara relación con determinados partidos políticos (que no con determinadas ideas) hace que su efectividad dependa de quién ostente el gobierno en cada momento.
  • Nuestro jefe del Estado no se elige en las urnas. Se eligió una vez y para siempre en una votación sin ninguna otra opción hace más o menos 35 años.
  • La mayoría de nuestros representantes son elegidos utilizando listas cerradas, lo que impide que el votante seleccione a las personas que mejor le representen.

Creo que cambiar todas las cosas que he escrito arriba contribuirían a que nuestra organización en sociedad fuera mejor; y por esa razón yo voy a ir a la manifestación este sábado. Sin embargo, y tratando de ir al fondo de la cuestión, es posible que el problema sea que una democracia "buena" no puede existir. Está más que comprobado que políticos muy corruptos (o sus partidos, si ellos abandonan la escena política) revalidan sus mayorías sin ninguna dificultad, viendo legitimados sus desmanes por una mayoría que o bien los ignora o bien considera que no son los bastante importantes. Por tanto, es posible que el voto no sea la manera correcta de decidir quién gobierna, o que las decisiones de la mayoría no sean las mejores. Yo no tengo claramente formada una opinión al respecto, porque no veo que ninguno de los demás regímenes de los que he tenido noticia sea mejor; pero tampoco he visto ningún país democrático que funcione como a mi me gustaría, sobre todo en aspectos relacionados con la justicia social.

jueves, 3 de mayo de 2012

Disciplina de voto

En el parlamento autonómico de Andalucía que se constituyó tras las últimas elecciones en esa comunidad autónoma, el partido que ha obtenido un mayor número de escaños es el Partido Popular. Tras hacer un referéndum entre sus militantes no exento de polémica, Izquierda Unida ha apoyado la investidura de José Antonio Griñán, cabeza de lista del Partido Socialista Obrero Español en las elecciones, como presidente de la Comunidad. Además, el primer partido entrará en el gobierno autonómico de manera estable, obteniendo algunas consejerías (aún por determinar). Por contra, hace algunos meses en Extremadura, y con una disposición similar de las fuerzas parlamentarias, la decisión de IU fue no apoyar la investidura del candidato del PSOE, lo que propició la elección por mayoría simple de Jose Antonio Monago, del PP. Me gustaría discutir dos cuestiones relacionadas con estos dos hechos políticos: la propia decisión de IU en cada uno de los casos, y en el caso andaluz, el voto discrepante del resto de su formación anunciado y emitido por Juan Manuel Sánchez Gordillo.

En cuanto a la decisión de IU en una y otra situación, considero que la postura adoptada en el caso extremeño es más honesta con su programa electoral (y por tanto con sus votantes). Creo que las diferencias ideológicas entre los dos partidos susceptibles de coaligarse son muy grandes, a pesar de que ambos son habitualmente calificados de partidos de izquierdas. Desde el punto de vista de IU, tanto el PSOE como el PP son partidos liberales que por lo tanto chocan frontalmente con la concepción económica de una formación que integra en su seno al Partido Comunista de España. Además, creo que en general es pernicioso elegir lo "menos malo" entre dos opciones dadas, y que la vocación de gobernar no puede ser la única motivación en política, ni la más importante.

En cuanto a la actuación de Sánchez Gordillo, me parece que se puede abordar el asunto desde una perspectiva más amplia, que es el de la disciplina de voto en las formaciones políticas. Muy pocas veces vemos discrepancias en el voto entre representantes del mismo partido; este hecho solamente se da en situaciones puntuales, como el caso de la prohibición de las corridas de toros en Cataluña. Esto posiblemente sea consecuencia de que el sistema de elección en España, salvo en el caso del Senado, es mediante listas cerradas. En cualquier caso, yo creo que siempre es mejor que las personas piensen por sí mismas; y me sorprende que dos parlamentarios, por mucho que pertenezcan al mismo partido, siempre voten lo mismo. Por tanto, estoy a favor de que los representantes sean elegidos mediante listas abiertas e, independiente de eso, me parece muy bueno desde el punto de vista democrático que los representantes electos actúen de acuerdo con su conciencia y rompan la disciplina de voto cuando lo consideren oportuno. Además, en el caso concreto de Sánchez Gordillo, considero que su discrepancia está justificada y me parece acertada.