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jueves, 29 de noviembre de 2012

Conflicto

El pasado día 14 de noviembre hubo en España una huelga general. La situación económica y las políticas de recortes del gobierno fueron la causa de la convocatoria por parte de la mayoría de los sindicatos españoles (una notoria excepción fue el sindicato CSI-F, que no apoyó la huelga). El desarrollo de la jornada fue relativamente tenso, con decenas de heridos y de detenidos en los piquetes; además, hubo daños materiales en algunas sucursales bancarias y comercios. Las manifestaciones convocadas en diversas ciudades españolas fueron muy grandes, evidenciando que hay un sector amplio de la población que está en contra de los recortes.

Yo vi la jornada desde fuera de España, y de entre las críticas a la huelga que me llegaron destacaban dos: que esta era "política" y que los piquetes y huelguistas en ocasiones no respetaban el "derecho al trabajo", es decir, el derecho a no hacer huelga, de quienes no querían secundar el paro. Esto último, a juicio de quienes criticaban la acción de los piquetes, deslegitimaba automáticamente las reivindicaciones (que tal vez compartían) de los que protestaban. Sobre la primera crítica tengo poco que decir, pues cualquier huelga general es política, dado que su objetivo es influir en el gobierno y no en el empresario. Por tanto, considero que las razones del sindicato CSI-F para oponerse a la huelga son difícilmente defendibles, si partimos de la base de que un sindicato es una organización que lucha por los derechos de los trabajadores, independientemente de quien atente contra esos derechos. 

Por otro lado, la segunda crítica es más interesante. Para empezar, creo que el hecho de cometer un error en las formas no hace que uno pierda la razón en el fondo de un asunto; más bien pienso que son cosas independientes. En consecuencia, creo que las reivindicaciones de los huelguistas eran tan legítimas tras los incidentes que se produjeron como si la protesta hubiera sido completamente pacífica. Además, es obvio para mí que una huelga de una parte de los trabajadores va a perjudicar a los demás de alguna manera, pues en la sociedad casi todos dependemos fuertemente de otros todos los días: si el panadero hace huelga no se puede comprar el pan, si los conductores de los autobuses urbanos hacen huelga se tarda mucho más en ir al trabajo (o a cualquier otro sitio), etcétera. Más aún, si se convoca una manifestación, durante varias horas se altera el normal funcionamiento de la zona en la que esta se produce. Sin embargo, creo firmemente en el derecho de la gente a rebelarse contra lo que considera injusto, por encima del derecho a no ser molestado mínimamente. Gracias a la gente que en el pasado se ha rebelado contra situaciones injustas se han conseguido casi todos los avances en derechos y libertades de que disfrutamos, y sospecho que en el futuro eso ha de seguir siendo así.

9 comentarios:

  1. Bueno, pues aquí estamos de vuelta.
    Estoy de acuerdo con el fondo de lo que dices: descalificar los motivos de una manifestación dependiendo de cómo se desarrolle no tiene sentido. Es un intento de manipulación mezclando cosas que no tienen que ver.
    Pero precisamente porque no tienen que ver, no es admisible que se aproveche una manifestación o huelga para romper escaparates y quemar contenedores. En los últimos tiempos estamos viendo con frecuencia en bastantes lugares, singularmente en Barcelona, que se aprovecha cualquier aglomeración, ya sea manifestación, celebración deportiva o lo que sea, para que algunos rompan y roben comercios, provoquen incendios y hagan salvajadas similares. A mi entender, la obligación de la policía es precisamente evitar que este tipo de personajes actúen y puedan ser confundidos con la manifestación en sí.
    En la parte final me parece que confundes dos cosas. Una de ellas es las "molestias" o inconvenientes que una huelga genera en los ciudadanos que no participan en ella. Ese es un precio que no queda más remedio que aceptar, porque es inherente a la propia huelga. En la mayoría de los países no existe ni siquiera el concepto de servicios mínimos, que aquí se usan con una soltura tremenda y, muchas veces, desproporcionada.
    El segundo tema es el de los "piquetes informativos", que no se debe mezclar con el anterior. Una cosa es que se intente que la huelga sea lo más general posible y otra el uso de la coacción y la violencia para conseguirlo. Todos hemos visto barbaridades de los piquetes que no deberían consentirse, porque no es más que un intento de desvirtuar el resultado de la huelga. Y ello no tiene nada que ver con las "incomodidades" asociadas a la huelga. En definitiva, yo creo que existe la libertad y el derecho de no asistir a una manifestación o no secundar una huelga (por ejemplo, yo no he ido ni participado en ninguna de las que convocó el PP), y que debe protegerse.

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    1. Sobre los servicios mínimos, estoy parcialmente de acuerdo: creo que tanto médicos, como bomberos, como policías, etc. han de tener regulado su derecho a huelga de manera más restrictiva por el riesgo de que muera gente si no es así. Pero en lo demás (y especialmente en el transporte, por ejemplo) no termino de entender por qué han de fijarse unos servicios mínimos.

      Con respecto al último comentario, no estoy del todo de acuerdo: estando en general en contra del uso de la violencia, sí estoy a favor de acciones (como cortar una carretera en una protesta no autorizada) que de alguna manera impactan en las libertades de los demás. Y un piquete que además de informar bloquea la puerta de un edificio, por ejemplo, para mí cae en esa categoría. Y por supuesto, la violencia arbitraria y gratuita no lo hace.

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  2. En lo primero no hay nada que decir, estamos de acuerdo totalmente.
    En lo segundo no. Uno hace huelga o no por convicción, no porque alguien le imponga su voluntad de que se sume a la huelga necesariamente. Una vez más, los efectos de la huelga sobre los ciudadanos me parecen lógicos, pero que me impidan ir a trabajar si es lo que quiero, o que me amenacen con destrozarme los escaparates y el establecimiento si no cierro (no invento nada, es frecuente), es tan grave como que me impidan hacer huelga, si es eso lo que quiero. Y estoy seguro de que esto segundo te parecería fatal (y con razón).

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    1. Como dije, no estoy de acuerdo con la violencia arbitraria. Romper escaparates o comercios entra, para mí, en esa categoría. Sin embargo, yo me refería a cuestiones más finas, que es en las que hay que decidir qué derecho prevalece. Me refiero al hecho de que una huelga total del transporte público obliga de manera efectiva a hacer huelga a otros trabajadores. O a que una manifestación puede hacer empeorar gravemente el tráfico en una ciudad durante medio día. En esos casos, se puede argumentar (y eso es lo que motivó mi entrada) que la protesta afecta de manera concreta a la libertad de otros. Y es en esos casos en los que pienso que para mí prevalece el derecho a protestar frente al de no ser molestado.

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    2. No se trata de "no ser molestado", se trata de, como dice Jose Conde padre, impedir ir a trabajar a mucha gente. Parte de esa gente, por cierto, puede *necesitar* ir a trabajar ese día para ganarse el pan que cenará esa noche.

      Huelga total de transportes + calles cortadas = no se puede ir a trabajar. En realidad lo primero por si sólo ya es suficiente para muchas personas, especialmente en una ciudad en la que gran parte de los trabajadores vive en las afueras.

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    3. Entonces, la única solución es que los empleados del sector del transporte no tengan derecho a la huelga. Y claro, la única solución para que el pequeño comerciante de Sol lleve a casa el pan que cenará esa noche es evitar que haya manifestaciones que colapsen Sol. Toda protesta perjudica a alguien. Si no lo hace, es irrelevante y desde luego no va a ser escuchada nunca. Concluyo pues que solo consideras legítimas las protestas que no tienen ninguna posibilidad de cambiar nada. No puedo estar de acuerdo.

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    5. Hay más formas de protestar/cambiar cosas que salir a la calle o hacer huelga :) El mundo es tan diferente hoy a otras épocas de cambio que los razonamientos de "en el pasado ha tenido que ser así" no me valen.

      Estamos en 2013 y esas cosas.

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    6. Hay más formas de protestar que hacer huelga, sin duda. ¿Consideras entonces que como hay otras formas, los empleados del transporte público no tienen derecho a la huelga, si la desean hacer? Y por otro lado: ¿qué otra forma de cambiar las cosas crees que podrían usar esos empleados del transporte?

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