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domingo, 7 de octubre de 2012

Machismo

Llevo ya unos cuantos meses escribiendo en este blog y aún no he tocado un tema que considero muy importante: el machismo. La sociedad ha sido en el pasado muy machista, al menos la mayor parte del tiempo. En casi todas las épocas los puestos de poder han estado en manos de varones, y el papel de la mujer ha estado supeditado al del hombre tanto en la esfera pública como en la privada. Sin embargo, ha habido cambios muy importantes en las últimas décadas que han llevado a cambiar en parte esta situación y a tratar de situar a la mujer y al varón en un plano de igualdad. En el apartado público, dichos cambios incluyen el sufragio femenino, la presencia de mujeres en el Ejército o la Policía, e incluso el ascenso a la jefatura de gobierno o de estado de algunas mujeres. Y en el hogar, cada vez más hombres se ocupan de las tareas del hogar y de los hijos de la misma manera que sus parejas, y las decisiones importantes en la familia se toman entre todos, y no solo entre los hombres.

Aparentemente, el mundo va siendo cada vez un poco menos machista. Sin embargo, existen personas que todavía piensan que los hombres son, en algún sentido, más que las mujeres. Pero yo quiero llamar la atención no tanto sobre esa gente sino sobre otros que tratan de justificar actitudes y posiciones muy machistas desde un punto de vista pseudo-racional, o tratando de convertir un defecto de la sociedad (el machismo) en una lucha por la posición dominante entre hombres y mujeres. Ejemplos de esto pueden ser el hecho de que el 40% de los españoles culpa a la víctima de la violencia de género, o el mito de las denuncias falsas de violencia machista, que en realidad constituyen el 0,01% del total.

Por último, muchos de los que intentamos no ser machistas asignamos una posición preeminente al varón sobre la mujer, a veces incluso inconscientemente (como en el caso ilustrado por este estudio de la universidad de Yale, en el que se demuestra que solamente cambiando el nombre en el curriculum vitae de un candidato a un puesto en la universidad, las posibilidades de ser contratado y el sueldo variaban en función de si los candidatos eran hombres o mujeres). Eso no debería ser así y no puede ser cambiado con una ley de cuotas ni ninguna medida política parecida. Lo que creo que tenemos que hacer es tratar de reflexionar sobre los aspectos de la vida (que aún son muchos) en los que casi todos somos machistas y tratar de cambiarlo. Y sobre todo, deberíamos ser capaces de enseñar a nuestros hijos valores que eviten hacer diferencias a priori entre varones y mujeres, con el objetivo de eliminar la lacra del machismo en el largo plazo.

13 comentarios:

  1. Fijaos que los evaluadores del estudio que citas son tanto hombres como mujeres y de todas las disciplinas. Me parece llamativo.

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    1. Sí, eso es muy llamativo. De todas maneras, el machismo no es patrimonio exclusivo de los varones. Cuando en España se discutía sobre el sufragio femenino, Victoria Kent se opuso aduciendo que "Que creo que el voto femenino debe aplazarse. Que creo que no es el momento de otorgar el voto a la mujer española". Más adelante, propuso que solamente votaran en las elecciones generales mujeres que ya lo hubieran hecho en al menos dos elecciones municipales (para garantizar que votaran con madurez o algo así). Por supuesto, no pedía lo mismo para los varones.

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    2. Cuando he dicho "el machismo nos es patrimonio exclusivo de los varones" pretendía decir "el machismo no ha sido, históricamente, patrimonio exclusivo de los varones". La frase que he escrito no era más que una repetición de la tuya.

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    3. Me parece muy llamativo que, además de los hombres, las propias mujeres evalúen peor a la mujer que al hombre. De hecho, el estudio apunta a que ellas son más machistas en la selección (si me salen bien las cuentas hay un déficit de 2,66 puntos por parte de las evaluadoras y de 2,42 puntos por parte de los evaluadores, y hay también más diferencia para la evaluadora en el sueldo postdoc).

      No es excusa para los evaluadores, la diferencia debería estar en torno a cero y ellos también distinguen entre hombre y mujer, pero es curioso que ellas también confíen más en ellos que en ellas.

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    4. Creo que sale como tú dices. Pero en cualquier caso, lo llamativo realmente es que haya sesgo en favor del varón cuando el evaluador es una mujer, pues resulta más sencillo comprender a quien beneficia a un grupo que le incluye que a uno que no. Aunque, como dices, ello no hace más justificable una postura que la otra.

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    5. Simplemente dos apuntes a raíz del comentario que hace Jose sobre Victoria Kent. En 1931 se debatió acerca del sufragio femenino, pero éste ya había aparecido en la consulta de apoyo al Directorio realizada por el dictador Primo de Rivera en los veinte. Victoria Kent era diputada radical-socialista (la legislación con que se afrontó la primera convocatoria electoral de la II República incluía el sufragio pasivo femenino, lo que permitía a la mujer ser elegida, pero no elegir. Esto es, si era elegida nunca sería fruto de un "error", porque habría sido elegida por los hombres) y sus argumentos, como los de los líderes de los diferentes partidos de izquierda, quienes se oponían al voto de la mujer, se movían en un terreno que deja muy poco a la comprensión ética: se cree en unos valores pero como afirmarlos puede suponer la derrota, mejor vamos contra esos valores.

      En segundo lugar, hay que precisar que al igual que en otros países existió sufragio universal masculino mucho tiempo antes de que existiera el femenino, (en Francia pasó un siglo) España no es aquí la campeona del machismo, sino, en todo caso, del desprecio a las masas, aunque el caso está lejos de ser excepcional en la Europa del momento. Durante prácticamente todo el siglo XIX español el sufragio masculino fue censitario y los momentos en que antes de 1931 existió sufragio universal masculino fueron muy pocos y estuvieron mediatizados por unas estructuras caciquiles, el pucherazo y las dificultades para que la ciudadanía ejerciera sus derechos. Conociendo esto, fue verdaderamente muy escaso el tiempo desde que los hombres votaron libremente hasta que lo hicieron también las mujeres. Podría decirse que tan sólo dos años después de la instauración de un régimen absolutamente democrático en España.

      Por último, y aprovecho este comentario abierto para no crear más, creo que la ley de cuotas, los días de la mujer o aspectos "destinados a promover la igualdad" de similar significación, cumplen exactamente lo contrario de lo que quieren promover. Parten del reconocimiento explícito de una diferencia de fondo que hace preciso igualar lo que parece que sería inigualable sin la intervención estatal. Si de diez ministros hay siete del sexo X más apropiados, quitar a dos para poner a los del sexo Y es un ejercicio claro de ese sexismo que se quiere mandar al rincón del pasado.

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    6. Efectivamente, creo que la idea de fondo de las leyes de cuotas es incorrecta. Además, admitirlas puede dar lugar a que en el parlamento un día tenga que haber 175 hombres y 175 mujeres, de entre los cuales tenga que ser uno cojo, otro ciego, 200 blancos, 100 árabes, 18 negros, 12 con los ojos rasgados...

      Pero lo cierto que es que creo que los gobiernos deberían hacer algo para luchar contra el machismo (si quieres, el sexismo; pero hay muy pocos aspectos de la vida en los que la mujer tenga alguna ventaja con respecto al varón). Y en esa línea, las leyes de cuotas han tenido bastante éxito en algunos contextos, como por ejemplo en Noruega. De nuevo, no me parece una gran solución, por las razones que he expuesto y por las que has apuntado tú. Pero si el resultado es un mundo un poco más justo en este tema, estoy dispuesto a considerarlas como posibles soluciones transitorias (buenas).

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  2. Ayer leyendo el periódico pensé en esto, dejo aquí do artículos "aleatorios" que me parece que reflejan algún matiz machista de los que persisten...
    http://sociedad.elpais.com/sociedad/2012/10/08/actualidad/1349724490_261045.html

    http://www.abc.es/20121005/cultura-toros/abci-torero-macho-alfa-lenguaje-201210042116.html


    Tampoco yo apuesto por las soluciones que tratan de arreglar las injusticias con injusticias, estoy de acuerdo con Carlos en esto, y que haya sitios donde parecen haber resuelto algo me hace dudar pero... lo cierto es que no acaba de convencerme. Creo, como dices en el post, que la mejor solución, aunque no ea muy rápida, es ser conscientes de dónde está el machismo (especialmente de los aspectos menos evidentes, en los que fallamos también los que pensamos que no debería haber desigualdad) y tratar de corregirlos en nosotros mismos y de transmitirlos. Lento, pero limpio...

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    1. Vistos los dos artículos, creo que el primero no es exactamente sexista. En realidad, creo que solamente pone de manifiesto una de dos cosas:

      1- El código penal está mal redactado en ese punto
      o bien
      2- Quien hizo la acusación es un inútil y no acusó del delito que era al farmacéutico.

      Sobre el otro, nada que decir. Y sobre una solución lenta, pero limpia, estoy en principio de acuerdo. Pero vale la pena plantearse la cuestión de esta manera: ¿Estaríamos de acuerdo en conseguir una solución rápida y sucia para, digamos, el hambre en el mundo? Yo no lo veo claro...

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    2. Entonces... el fin justifica los medios? (La cuestión profunda a que llevan tantas discusiones)

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    3. Yo pienso que no. Pienso que hay que buscar siempre la mejor manera de hacer las cosas; no solamente es lo que se hace sino cómo se hace. Pero también creo que hay que hacer algo (en el caso que nos ocupa, y por supuesto en el del hambre). Y en ese sentido, creo que tampoco pasa el filtro del "cómo" el dejar las cosas como están y apelar solamente a lo que podamos arreglar a largo plazo.

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  3. Un nuevo ejemplo de machismo, esta vez en el ámbito periodístico:

    La vuelta del "crimen pasional"

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    1. Y más: este artículo es vergonzoso por su objetivo (pretende demostrar que el hecho de que los salarios de las mujeres sean más bajos no es discriminación). Pero lo que ya es demasiado son los comentarios.

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